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viernes, 22 de febrero de 2013

LOS SANTOS VIVEN, INTERCEDEN Y HACEN MILAGROS



            En primer lugar, hay que destacar que todos en la Iglesia estamos llamados a interceder los unos por los otros, es decir, a pedir por las necesidades de los demás. Un despistado, malinterpretando la Palabra de Dios, podría decir que Jesús es el único intercesor o mediador entre Dios y los hombres, como dice la Biblia y que no hay otro intercesor fuera de El. Pero, hay que aclarar que cuando nosotros intercedemos, al hacerlo en el Nombre de Jesús, y al ser nosotros parte de su Cuerpo Místico, es El quien al fin de cuentas resulta siendo el intercesor. En todo caso veamos, las citas bíblicas que confirman lo que aquí afirmamos: que todos en la Iglesia podemos interceder por los demás:

Gn 18.31                    Abraham insistió: ‘Sé que es una osadía de mi parte hablar así a mi Señor; pero, ¿y si se encuentran allí solamente…?’
Ex 32.30                     ‘Voy a subir donde Yavé. Ojalá pueda obtener por ustedes el perdón de este pecado’
Nm 12.11,13              Aarón le dijo entonces a Moisés: ‘Te lo suplico, Señor, no nos hagas pagar este pecado’. Entonces Moisés suplicó a Yavé
Nm 21.7                     El pueblo fue a ver a Moisés y le dijo: ‘Hemos pecado… Ruega a Yavé por nosotros…’ Moisés oró por el pueblo.
1 Re 13.6                    El rey dijo al hombre de Dios: ‘Por favor, suplica a Yavé, tu Dios, y ruega por mí, para que pueda doblar mi brazo’.
Jer 15.11                     ¿No intercedí ante ti, por mis enemigos, en el tiempo de la desgracia y de la angustia? Tú lo sabes.
Jer 37.3                       El rey Sedecías ordenó … que fueran donde el profeta Jeremías, con este recado: ‘Ruega por nosotros a Yavé’.
Jb 42.10                      Yavé hizo que la nueva situación de Job superara la anterior, porque había intercedido por sus amigos.
Mt 8.5-6                     Se le acercó (a Jesús) un capitán de la guardia, suplicándole: ‘Señor, mi muchacho está en cama, totalmente paralizado’.
Mt 15.23                     Entonces sus discípulos se acercaron y le dijeron: ‘Atiéndela, mira como grita detrás de nosotros’.
Mt 20.20                     Entonces la madre de Santiago y Juan se acercó con sus hijos a Jesús y se arrodilló para pedirle un favor.
Mc 7.26                      Esta mujer era de habla griega y de raza sirofenicia, y pidió a Jesús que echara al demonio de su hija.
Mc 5.23                      Al ver a Jesús, se postró a sus pies suplicándole: ‘Mi hija está agonizando; ven e impón tus manos sobre ella para que se mejore’.
Lc 7.4                         Llegaron donde Jesús y le rogaron insistentemente, diciéndole: ‘Este hombre se merece que le hagas este favor’.
Jn 2.3                          Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda … Entonces, la madre de Jesús le dijo: ‘No tienen vino’.
Hch 8.24                     Simón respondió: ‘Rueguen ustedes al Señor por mí, para que no venga sobre mí nada de lo que me han dicho’.
Rom 15.30                  Pero les ruego, hermanos, en nombre de Cristo Jesús nuestro Señor y del amor, fruto del Espíritu, que recen a Dios por mí.
Ef 6.18                                   Perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos.
2 Cor 1.10-11             (Dios) seguirá amparándonos, siempre que ustedes nos ayuden con sus oraciones. Sin son muchos los que piden por nosotros
2 Cor 9.14                  Rogarán a Dios por ustedes y les tendrán cariño por la maravillosa gracia que derramó sobre ustedes.
2 Cor 13.9                  Y pedimos a Dios que ustedes lleguen a la perfección.
Fil 1.3-4                      Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, es decir, en mis oraciones por todos ustedes a cada instante.                  
Col 1.3                                   En  todo momento oramos por ustedes y damos gracias a Dios.
Col 1.9                                   Por eso, tampoco nosotros hemos cesado de rezar por ustedes.
Col 4.3                                   Oren también por nosotros, para que Dios nos dé palabras y pueda yo anunciar el misterio de Cristo.
Col 4.12                      Es un buen servidor de Cristo Jesús que siempre está orando fervientemente por ustedes para que sean perfectos.
1 Tes 5.25                   Hermanos, rueguen también por nosotros.
1 Tim 2.1                    Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, sin distinción de personas.
2 Tes 1.11                   Estos son nuestros pensamientos en todo momento mientras rogamos por ustedes.
2 Tes 3.1                     Por lo demás, hermanos, rueguen por nosotros, para que la palabra del Señor prosiga su carrera y consiga el premio.
2 Tim 1.3                    Doy gracias a Dios, a quien sirvo con conciencia limpia …, cuando constantemente te recuerdo en mis oraciones noche y día.
Hb 13.18,19               Rueguen por nosotros, … Les ruego encarecidamente que recen a Dios para que cuanto antes pueda volver a Uds.
Stgo 5.16                    Recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante.

            Encontramos también en la Biblia, que Dios concede perdón de pecados o bendiciones de todo tipo gracias a la intercesión de una persona santa:

Gn 20.7,17                 ‘El rogará por ti y vivirás’… Entonces Abraham oró por Abimelec, y Dios curó a Abimelec, a su esposa y a sus esclavos.
Nm 14.20                   Yavé respondió (a Moisés): ‘Ya que tú me lo pides, lo voy a perdonar’.
Nm 17.12-13              Aarón puso el incienso e hizo la expiación por el pueblo; se paró en medio de los muertos y de los vivos, y el flagelo se detuvo.
Jb 42.8                                    ‘Mientras que mi servidor Job rogará por ustedes… Los perdonaré en consideración a él’.

            Los hermanos separados podrán objetar que sí se puede interceder; pero, sólo mientras estamos en esta vida mas no cuando la persona santa está en la otra vida. Para refutar esta posición, veamos lo que nos dice el libro de los Macabeos, donde encontramos que personas santas, ya muertas, pero que por su vida virtuosa están en presencia de Dios en el Cielo, siguen intercediendo por nosotros:

2 Mac 15.14               ‘Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío y por la Ciudad Santa. Es Jeremías, el profeta de Dios’.
2 Mac 15.12               (Judas) había visto a Onías, antiguo jefe de los sacerdotes. Este, con las manos levantadas, estaba orando por toda la comunidad judía.

            Leamos; además, que incluso los ángeles y los poderes celestiales, presentan nuestras plegarias ante Dios en el Cielo, en otras palabras: interceden también por nosotros.

Tob 12.12                   Cuando tú y Sara rezaban, yo presentaba tus oraciones al Señor.
Ap 5.8                        Lo mismo hicieron los veinticuatro ancianos que tenían … copas llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.
Ap 8.3                        Se le dieron muchos perfumes: las oraciones de todos los santos que iba a ofrecer en el altar de oro colocado delante del trono.
Ap 8.4                        Y la nube de perfumes, con las oraciones de los santos, se elevó de las manos del ángel hasta la presencia de Dios.

            Por último, veamos en la Biblia, que los santos han realizado hechos prodigiosos y milagros, incluso después de muertos, porque ellos ya gozan de la presencia de Dios. Lo que podían realizar con el poder de Dios en esta vida, lo siguen realizando ahora con mayor razón, puesto que viven en la presencia continua de Dios:

2 Re 13.21                  Tiraron el cadáver al sepulcro de Eliseo …, pero el hombre, al tocar los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso de pie.
Sir 48.13                     Nada fue imposible para él (Eliseo) y hasta en el sueño de la muerte hizo obra de profeta.
Sir 48.14                     (Eliseo) en vida hizo prodigios, y después de muerto, todavía obró milagros.

            Por todas estas razones, es que los católicos creemos firmemente, cimentados en lo que nos dice la Palabra de Dios, que María, los ángeles y todos los santos; están viviendo en la presencia de Dios e intercediendo continuamente por nosotros, alcanzándonos, cuando así es la voluntad divina, las gracias que les pedimos. No son ellos quienes hacen el milagro, es Dios quien a través de ellos nos lo concede.


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